Es de sobra conocida la grave situación en la que se encuentra el Mar Menor. Esta laguna salada es la más grande de Europa, con aproximadamente 135 km2 de superficie y 73km de costa. A pesar de ser un espacio protegido de gran valor medioambiental, hace años que su deterioro es un hecho.

Buena parte de las agresiones que lo han degradado fueron detectadas hace más de cuarenta años. Contaminación generada por la actividad agraria industrial, residuos mineros, gran concentración de puertos (10 en total, sin contar los fondeados ilegales de embarcaciones), urbanización creciente, red de saneamiento vetusta e incompleta junto con la apertura del canal del Estacio (cerca del puerto Tomás Maestre en La Manga) han contribuido al estado actual de la laguna.

Es fácil constatar cómo ha ido cambiando su estado a través del color de sus aguas. Éstas, que originalmente eran de un color azul oscuro, comienzan a teñirse de turquesa en torno a 2016, año en el que el estado de la laguna comenzó a ser crítico. Sus famosos caballitos de mar, emblemas del Mar Menor, iban escaseando cada vez más.

En ese momento, se empieza a hablar de “eutrofización”, coloquialmente esa “sopa verde” que se produce cuando una masa de agua recibe gran cantidad de nutrientes inorgánicos, principalmente nitrógeno y fósforo, consecuencia de los regadíos intensivos y la agricultura industrial.

En octubre de 2019, después de un episodio de lluvias torrenciales (DANA), asistimos a la muerte de una parte de la vida acuática de la laguna. Dos años más tarde, en agosto de 2021, saltan todas las alarmas tras aparecer en algunas playas del Mar Menor toneladas de peces muertos.

En todo este tiempo se han producido acusaciones entre las diferentes administraciones, leyes, medidas cautelares, mucha polémica y una investigación judicial.

Actualmente, su vulnerabilidad ante cualquier evento meteorológico (riada, temperaturas máximas, etc.), aún dentro de la normalidad, es extrema. Cada año, los veraneantes ven proliferar las medusas. ¡Por suerte!, podríamos decir… ya que efectúan una gran labor de depuración de las aguas.

Pero no queremos acabar este triste relato sin aportar algunos datos y la opinión de un experto que invita al optimismo. En palabras del experto en el ecosistema del Mar Menor, Juan Manuel Ruiz, Profesor de Investigación del Instituto Español de Oceanografía: “muchas veces se compara el Mar Menor con un enfermo terminal pero su destino no es la muerte».  Aunque le resulta imposible decir cuándo ocurrirá, está seguro de que «si aplicamos las medidas en el origen del problema, el ecosistema se recuperará. La naturaleza es fuerte y si le quitamos el pie de encima, encontrará el camino».

Ojalá los 484 millones de euros de fondos europeos presupuestados para su recuperación estén bien gestionados y resulten útiles. De esa cantidad, una gran parte está destinada a su monitorización y estudio para determinar el funcionamiento de sus procesos internos, algo que la ciencia lleva años reclamando.

Sepan que la calidad del agua está constantemente controlada y que bañarse en sus aguas es seguro para la salud.

10/11/2024